Existen personajes que han dejado huella en la historia, a muchos de ellos los utilizamos como modelos para realizar nuestros más preciados sueños, de ellos emulamos sus actitudes positivas y conductas. La inspiración y motivación que nos proyectan nos ayudan a forjar un camino lleno de éxitos.
Es muy raro que una persona pueda forjar un camino nuevo en la sociedad sin imitar a alguien. Todos necesitamos conocer cómo piensan y actúan la gente triunfadora.
El mundo está lleno de gente talentosa y exitosa, lamentablemente a veces investigamos poco sobre aquellos personajes que trabajan duro y tienen gran conocimiento. De ellos podemos aprender mucho y beneficiarnos al máximo.
Francisco Alcaide Hernández es un profesor que con sus letras mueve emociones, un hombre polifacético y exitoso, que ha sido socio y director de una de las principales revistas de liderazgo en España y Estados Unidos. Es Licenciado, Doctor, Asesor, Consultor y ha escrito cinco libros.
Conozcamos más sobre este interesante hombre. En entrevista con Buenos Hábitos esto fue lo que nos dijo:
BH: Leyendo su blog encontré artículos muy estrechamente relacionados con la motivación, superación personal y cómo alcanzar el éxito. ¿Cómo inicio su interés por estos temas?
FA: Creo que son temas que interesan a todo el mundo ya que cualquier persona quiere saber cómo conseguir sus objetivos, cómo ser feliz, cómo motivar y motivarse, cómo no venirse abajo ante la adversidad.... Todos tenemos límites que nos impiden dar lo mejor de nosotros mismos y nos preguntamos qué hacer para superarlos. En algunos casos, hay personas que esa búsqueda de referencias la hacen de manera más “metódica” (o formal: seminarios, libros, conferencias, coaching...) y otros de manera más “intuitiva” (o informal: observando, preguntando, reflexionando...).
BH: Se dice que sin modelos el aprendizaje y el triunfo son imposibles. ¿Quién ha sido su más grande modelo a seguir y por qué?
FA: A lo largo de la vida uno conoce a mucha gente o empresas interesantes en circunstancias muy variadas. No obstante, creo que todos los modelos (personales y organizativos) tienen pros y contras.
Me gusta inspirarme en personas y organizaciones, pero jamás copiar en el sentido literal, porque entonces pierdes tu autenticidad, y precisamente lo esencial de cada persona es su singularidad, su diferencia.
Hay que observar, olfatear, tener curiosidad, estudiar y aprender de todo y todos... pero luego el éxito en la vida consiste en ser uno mismo. Eso jamás falla.
BH: ¿Qué habilidades lo caracterizan más?
FA: Diría que tres: aprendizaje permanente, esfuerzo constante y actitud positiva.
BH: Personalmente, ¿qué métodos le funcionaron mejor para lograr lo que usted ha logrado?
FA: Para mí la clave está en lo que he denominado PSP: Pasión + Sacrificio + Paciencia.
Primero. Pasión. Es el punto de partida de todo. Cualquier persona que sea halagada por ser un referente en su sector, profesión o actividad, está enamorada de su trabajo. ¿Cómo descubrir lo que me apasiona? Hazte una pregunta: ¿Qué me hace sentir bien? Donde disfrutas están tus talentos. Lo decía el director de orquesta argentino Ángel Mahler: “El talento está relacionado con el placer y el verdadero placer es hacer lo que te gusta”.
Segundo. Sacrificio. Resultados extraordinarios siempre van precedidos de esfuerzos extraordinarios. Detrás de cualquier logro destacable hay mucha reciedumbre y capacidad de trabajo. El camino suele estar plagado de obstáculos que es la forma que tiene la vida de separar paja y grano, de distinguir entre los que dicen que quieren algo de los que realmente lo quieren: los primeros “desisten” y los segundos “persisten”.
Tercero. Paciencia. Creo que es lo más difícil de poner en práctica, porque la paciencia habla del futuro y el futuro no nos lo puede garantizar nadie, es incierto, lo que requiere tener fe. Ninguna meta importante se logra de un día para otro. Hay gente que tiene pasión, que le pone sacrificio pero que renuncia demasiado pronto. Woody Allen lo expresaba magistralmente: “Me ha llevado diez años tener éxito de la noche a la mañana”.
BA: ¿Se considera un hombre espiritual?
FA: Desde mi punto de vista todo ser humano es espiritual, otra cosa es cuál es nuestra relación con esa espiritualidad que en cada persona se produce de manera diferente. No conozco a nadie que no se haga preguntas y busque respuestas.
BA: ¿Cómo define el fracaso?
FA: En alguna ocasión he propuesto que esa palabra se elimine del diccionario. El fracaso no existe, sólo la experiencia; algo que necesitábamos aprender para conquistar ulteriores desafíos. La vida es una cuestión de pegar tiros. Todo suma y en algún punto del camino los puntos se conectan. Creo en el Omnia in bonum, todo ocurre para bien, aunque en un primer momento no sepamos encontrarle respuesta ni sentido.
BA: ¿Qué piensa de la decadencia moral de nuestros días?
FA: Realmente no creo que haya decadencia moral respecto a épocas pasadas. A pesar de que el hombre avanza mucho por “fuera” por “dentro” poco ha cambiado con el paso de los años. Las grandes cuestiones de la humanidad son hoy las mismas que hace siglos. Basta leer un poco de historia para comprobarlo. Lo mismo pasa con las grandezas y miserias de todos los seres humanos.
BA: En una ciudad donde abunda la injusticia y la violencia, ¿Qué consejo le daría a quienes luchan con realizar un sueño en circunstancias nada favorables?
FA: La primera opción, si es viable, es salir de ese contexto. Si temporalmente no es posible, habrá que buscar la forma para que en un plazo razonable uno pueda tomar otro camino. Si ni una opción ni otra son factibles, entonces habrá que afrontar la situación con la mejor actitud. Hay que intentar llevarse bien con lo inevitable. Víctor Frankl, prisionero de un campo de concentración nazi durante la II Guerra Mundial, escribió en “El hombre en busca de sentido”: “Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino”.
BA: La autodisciplina es fundamental para lograr nuestras metas, sin embargo pocos son los que tienen esta excelente cualidad, ¿Cómo ha logrado sus buenos hábitos?
FA: Los hábitos se adquieren por la repetición de comportamientos. Es como ir al gimnasio. A fuerza de acudir un día y otro a entrenar el músculo va tomando forma. ¿De qué depende que esa voluntad no se venga abajo? Para mí de que realmente lo que quieres sea tu sueño, porque entonces nadie te detiene y no te importa sacrificarte. Muchas veces las renuncias se producen porque la gente no es sincera consigo misma y persigue sueños y metas que la sociedad le impone, con lo que antes o después, el compromiso y la disciplina se resienten. Goethe decía: “Si no lo sientes, nunca lo lograrás”. Y Bertrand Russell manifestaba: “Cuando un hombre sabe a dónde va el mundo entero se aparta para darle paso”. Lo más importante es aprender a escucharse a uno mismo.
BA: Suponemos que usted ha tenido alguna experiencia negativa al perseguir sus propias metas por sí mismo. ¿Qué cambios ha hecho en su vida para alcanzar esas metas?
FA: Primero, la aceptación de lo ocurrido sin dramatizar. Segundo, reflexionar para saber qué ha podido fallar. Tercero, corregir lo que haya que modificar. Cuarto, actitud positiva para no desmoralizarse sabiendo que de todo se aprende. Lo peor es caer en la resignación y el victimismo. Y cuarto, perseverar: Winners never quit; quitters never win, es decir, los ganadores nunca desisten y los que desisten nunca ganan.
BH: Hablemos un poco de su más reciente libro: ‘Fútbol: Fenómeno de Fenómenos’. ¿Qué lo hace diferente?
FA: Es un libro de fútbol que prácticamente no habla de fútbol, sino que se centra en lo que este deporte representa del terreno de juego hacia fuera; de su impacto como fenómeno político, económico, social, cultural, educativo y solidario. No hay ningún otro fenómeno en el mundo con la capacidad de influir en tantos ámbitos y en tantos países al mismo tiempo. El libro está cargado de anécdotas que así lo corroboran.
BA: ¿Cómo decidió escribir este libro?
FA: En el año 2003 empecé a preparar mi tesis doctoral sobre los modelos de retribución de los clubes de fútbol. Comencé a investigar, leer y conversar con gente del sector y me quedé sorprendido de todo lo que fui descubriendo. Entendí entonces que muchas cosas eran poco conocidas y que merecía la pena recopilar toda esa información, estructurarla, ordenarla, darle una cierta lógica y ponerlo por escrito.
BA: ¿Quién necesita leer ‘Fútbol: Fenómeno de Fenómenos’ y por qué?
FA: Es un libro que puede resultar interesante a todas aquellas personas que les gusta este deporte y quieran profundizar en lo que supone más allá del fenómeno deportivo. Además también les puede gustar a aquellas personas que tratan descifrar por qué se producen ciertos fenómenos sociológicos. El fútbol que fue considerado el opio del pueblo en tiempos de dictaduras, se ha convertido, como dijese Vázquez Montalbán, en la droga dura de las democracias.
BA: ¿Qué aprendió al escribir el libro?
FA: Que más allá de los tópicos sobre el dinero que mueve y los sueldos que ganan los futbolistas, tiene muchas virtudes en todos los planos:
Primero. Solidario: el fútbol es una gran caja de resonancia cuya capacidad y rapidez de convocatoria es inigualable. Siempre que hay alguna desgracia el fútbol es una de las primeras alternativas a la que se acude para que preste su ayuda. La familia del fútbol ha apoyado todo tipo de causas: a favor de la paz, en la lucha contra el hambre, contra las catástrofes naturales, contra las drogas...
Segundo. Educativo: el deporte, en general, y el fútbol, en particular, es la mejor herramienta pedagógica que existe porque uno aprende mientras juega y se divierte, sin que el beneficiado sea consciente de ello, por eso resulta tan instructivo. Además, está plagado de valores: trabajo en equipo, disciplina, esfuerzo, generosidad, aceptación de la derrota...
Tercero. Social: el fútbol nos une a todos y esto es así porque cuando uno decide hacerse seguidor de un equipo es aceptado de manera incondicional, sin ningún tipo de reproche. Da igual la tendencia política, la religión, la edad, el género o el estatus.
BA: ¿Que pregunta no aparece en esta entrevista que le hubiese gustado que le hiciéramos?
FA: Sinceramente, ninguna en concreto. Me gusta respetar al máximo la individualidad de cada persona, en este caso del entrevistador, qué es el que decide las preguntas.
BA: Gracias por la entrevista, por último y para cerrar su frase preferida es:
FA: Son muchas, pero te diré una de Cleóbulo de Lindos: “Si te atrae una lucecita, ¡síguela! ¿Qué te conduce a un pantano? ¡Ya saldrás de él! Pero si no la sigues toda tu vida te martirizarás pensando que acaso era tu estrella”.
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